Hace tiempo una persona me dijo que debía pensar acerca de la flexibilidad, de la rigidez y de cómo todo eso influía en mi vida y en mi salud. (gracias Lina por tantas píldoras de sabiduría).
Me habló del junco, lo suficientemente débil para doblarse con una pequeña brisa, pero lo suficientemente flexible para sobrevivir al huracán. En contraposición con el tronco de un gran árbol que sobrevivía al viento, pero se quebraba sin remedio ante el huracán.
Quizá tengamos que ser lo suficientemente flexibles para adaptarnos a los cambios, a lo que nos encontramos por el camino, pero que lo externo no llegue a influirnos tanto como para quebrarnos. Descubrir el equilibrio, sabiendo, como dice un relato de Trias de Bes... “Nadie puede estar en equilibrio constantemente: sería una posición demasiado incómoda y rígida, sería una imprudencia quedarse demasiado tiempo en él....”
Abramos la puerta a los cambios.
1 comentario:
No podemos negar que los cambios asustan y motivan a partes iguales, y que estan ahí, deben estar para no quedarnos inmóviles.
Dejémonos llevar por los cambios, pero no olvidemos que hay cosas que en ese tránsito conviene no perder:
Los sueños no cumplidos aun,
los momentos en que ser uno mismo,
la búsqueda,
las ganas de vivir,
la ilusión,
los amigos de verdad,
la familia,
los guiños compartidos,
las ganas de volar....
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