26 noviembre 2007

Decir adiós


Nos cuesta infinito despedirnos, decir adiós, reconocer que las situaciones, las relaciones han cambiado y volvemos al pasado una y otra vez, atrapados, buscando lo que nos hacía felices, sin darnos cuenta que ya ninguno somos los mismos.

Y decir adiós supone cerrar una puerta para poder dejar huecos a lo nuevo, a las nuevas personas, a las nuevas situaciones, a los nuevos proyectos o incluso a la nueva soledad. Sabiendo que es doloroso, pero que es la única manera de seguir avanzando.

Nos cuesta infinito perder lo que tuvimos, colocarnos en la nueva situación.

La necesidad de afecto, de cariño, de caricias, de comprensión es tanta que creemos que podemos encontrarla en lo que ya se acabó, en lugar de ser capaces de abrir nuestro corazón a nuevos proyectos, nuevos cuerpos y almas con los que fundirnos y confundirnos.

Hoy, sé que tengo que decir adiós a un proyecto en el que llevo más de 10 años, casi un tercio de mi vida.
Diez años llenos de emociones, de aprendizajes, lleno de sabores dulces y amargos, lleno de pasiones. Un proyecto que, durante un tiempo, confundí con mi vida y con mi identidad y debo, ahora, redefinirme, resituarme y ser valiente. Ser valiente porque tengo miedo al vacío, a lo desconocido, a estar siendo demasiado exigente con la vida, a estar pidiendo demasiado y no ser capaz de estar a la altura de mis propios y todavía desconocidos sueños.

05 noviembre 2007

Descansar en tierras más cálidas

Ha llegado el momento de descansar en tierras más cálidas. Me lo dijo la semana pasada un conocido, que por momentos me pareció llegado del cielo. Son esos regalos que te relajan y te hacen ver la realidad mucho menos tremenda y con más perspectiva. Y es verdad, ahora toca descansar en tierras más cálidas, mientras otros juegan a su manera. Cansada y aburrida. Harta de palabras, de esperar hechos, de argumentar y justificar para que no me duela. Mientras...centraré mis esfuerzos en preparar la mochila para volar...cuanto más lejos mejor.

04 noviembre 2007

En toda elección hay renuncia.


Creo en la libertad individual y en el no creerse ya hecho o decidido. Nada es inmutable, ni nosotros, ni la sociedad que nos rodea. En la medida que elegimos, somos libres. Y asumir esa libertad, es asumir también que no hay elección sin renuncia (ninguna, sin excepción).

Es una parte indivisible que no queremos asumir. Lo vivimos como algo negativo porque hay una tendencia algo infantil a quererlo todo, a no querer perder lo bonito e interesante de cada camino, pero no siempre es compatible.

En la medida que somos conscientes que un porcentaje altísimo de las cosas que nos suceden son producto de nuestras decisiones (bien porque las buscamos o las elegimos nosotros o bien porque hemos optado (elegido, en definitiva) que sean otros los que decidan), nuestra actitud hacia la vida cambia radicalmente.

En ese momento eliminas de tu pensamiento o de tu lenguaje frases como..."tengo que..." "no tengo más remedio que..." "no tengo otra opción que..." y tomas consciencia que depende de ti, que puedes elegir, ...que tienes otra opción...eso si, asumiendo que renuncias a algo, a una supuesta seguridad, comodidad, estabilidad o qué se yo....

Elijas lo que elijas, sin juzgarte, es correcto. Eso sí, sin maldecirte ni autocompadecerte, asumiendo la decisión y sus consecuencias.

Aunque suene duro, esto no se lo digo a nadie (o sí), ante todo me lo digo a mi misma, para recordarme lo que me ha costado un tiempo aprender, para darme fuerzas para decidir, para elegir, para ser libre conscientemente cada día y no dejar en manos ajenas, el sentirme bien conmigo misma.

Esme!!...se puede enlazar esta idea con la de compromoterse con uno mismo?? Ya me dirás. A ver si soy capaz de ir encadenando "islas".