16 julio 2010

Dejar atrás

El otro día, tras una ligera trastada por mi parte, dejó de funcionar la impresora. El caso es que todavía estaba en garantía, así que me puse en contacto con el servicio técnico a través del típico formulario web.

Su respuesta, rápida, fue…¿quieren que le envíen una nueva?. No me lo podía creer!! Ni se molestan en comprobar si los daños tienen reparación, si éstos han sido producidos por una mala utilización o no, o incluso digo más…ni se molestan en comprobar que realmente la impresora no funciona. Supongo que les resulta más económico mandar un equipo nuevo, que pagar la mano de obra de la revisión y posible reparación.

Y esto me ha servido para reflexionar sobre el coste que tiene, en general, anclarnos a cosas, situaciones, personas, pensamientos que ya no nos sirven, no nos ayudan, no nos aportan. Y ese coste puede ser económico, emocional, profesional, físico…

¿A qué estás anclado? ¿A qué estás apegado? ¿Qué te está aportando? ¿Qué podrías conseguir si no lo estuvieras?

No hay comentarios: