23 junio 2009
Agente Mindudi 1
Por más tiempo que llevo aquí, no acabo de comprenderlo.
Agente Mindundi
Los primeros años, al comprobar que comprendía muy poco lo que sucedía a su alrededor, comenzó a anotar en una libreta lo que observaba. Ahora, ha decidido compartirlo con todos nosotros. Habrá que perdonarle si lo que dice no nos gusta o se equivoca...pero ya sabéis...es de otro galaxia.
13 junio 2009
Cuándo fue la última vez que cambiaste de opinión?
¿Cuándo fue la última vez que cambiaste de opinión/ de ideas?
Es curioso lo difícil que es cambiar de idea y más tener espacios donde reconocerlo o expresarlo. Solemos tener una tendencia natural a dejarnos llevar por lo que fuimos y pensamos y muy pocas veces nos detenemos a plantearnos de nuevo algunas cuestiones. Nos argumentamos y reargumentamos para darnos la razón a nosotros mismos sin cuestionar lo más mínimo que lo que nos parecía bien hace dos años, quizá ahora no. Y no pasa nada!!!
Nada es estático, ni nosotros, ni el entorno, por lo que cambiar de idea debería ser lo habitual y no algo improbable.
Por eso en este país los principales partidos políticos, hagan lo hagan, tienen sus votantes, sus periódicos y sus grupos de presión fieles. Se entiende la fidelidad como algo inmutable, sin cuestionamiento.
Me acuerdo ahora, que en la organización donde yo trabajaba, mi nuevo jefe, como argumento para hablar de mi falta de “fidelidad con la causa”, me dijo...”un día estabas de acuerdo, y a la semana siguiente cuestionabas la reforma”. Claro....no te puedes fiar de alguien que cambia de opinión!!!. Da igual por qué, ni si las dudas son razonables, ni si has escuchado otros puntos de vista. Eres un hereje, un bicho raro, una persona quizá fiel a si mismo, pero no a las estructuras.
En fin. A mi, personalmente, cambiar de opinión me parece sano. Me parece constructivo, flexible, adaptativo, y por qué no decirlo, valiente (si además vas contracorriente).
El tiempo, la perspectiva, la experiencia personal, los avatares de la vida....¿cómo es posible que todo eso no te haga cambiar algunas ideas?
12 junio 2009
Qué barato es lo bueno...
Ayer, de regreso de un día espectacular en la montaña, junto a miles de domingueros más (ni los noté, ni me molestaron. Cómo hemos cambiado, raquelilla!! Cómo hemos cambiado!!), descubro o redescubro que me pasa como a una gran amiga...que no sabe lo que la pasa, que está rara...que está....cómo decirlo...feliz!?.
Supongo que se debe a esos remedios caseros que nunca fallan.
· Tener un para qué cada mañana (básico y más si estás en desempleo como la menda).
· Estar en compañía unas horas al día (también básico si no tienes un trabajo donde socializarte) y si es posible para hacer ejercicio y reírte, mucho mejor.
· Escuchar música a un gran volumen al menos un par de canciones. Donde no escuches otra cosa. Si ya es en directo...te sales.
· Sentir el sol y al aire en la piel. Si puedes andar descalzo sobre la tierra, la hierba o en el agua ... ya sería perfecto.
· Comer sano y disfrutar del momento de preparártelo. Si encima puedes invitar a alguien...
· Alegrar el día o un momento a alguien a quien quieres, con una broma, un gesto o un achuchón muy fuerte.
· Dejarte querer y mimar, sin pensar más allá.
· Disfrutar del aquí y el ahora, mañana ...., mañana es otro día (o no).
Qué barato es lo bueno....
08 junio 2009
Un mes y pico sin escribir...
Definitivamente se acabó el tiempo arácnido y confirmo que tanto la excedencia como posteriormente el no aceptar “pulpo como animal de compañía” han sido de las mejores decisiones que he tomado. No sé cómo me afectará todo esto en mi trayectoria profesional, no lo sé, pero no creo que peor que trabajar junto a personas que confunden la diferencia con la agresión.
Y el mes de mayo que acabó fue un círculo en toda regla, que por primera vez he sentido se ha cerrado como se tienen que cerrar los círculos, sin que se note.
A lo largo de mi vida, el mes de mayo suele ser donde comienzan y acaban las cosas más importantes. No sé muy bien por qué se produce, pero si echo la vista atrás, así sucede.
Y ahora, cerrada definitivamente muchas puertas, no sólo la profesional, comienzo a abrir otras llena de energía, despacio, como se tienen que hacer las cosas para saborearlas y sentirlas, paso a paso, pero sin grandes pausas.
Vuelve con fuerza la idea de emprender, con algunos cambios respecto a la idea que trabajé en el mes de marzo. La búsqueda de empleo provoca en mi una reflexión profunda de quien soy y qué quiero. No necesito ni seguridad, ni un empleo para todo la vida, ni un gran sueldo. Nunca lo he necesitado. De hecho...a mi vida actual me remito.
Eso sí, me resulta fundamental que sea un lugar creativo, lleno de oportunidades, un lugar por construir, donde lo emocionante esté presente. Un lugar donde la diferencia sea virtud, donde la mejor idea no es necesariamente la del jefe, donde no sea importante cuanto tiempo calientas el asiento, donde la innovación no de miedo, donde los valores sean compartidos y donde la persona sea más importante que el negocio. Un lugar donde no dé miedo valorar positivamente, donde nadie se apropie del éxito y donde se reconozcan de inmediato los errores sin miedo al castigo. Un lugar donde la reflexión y la acción vayan de la mano, un lugar que esté en el mundo, un lugar que proporcione a los que por allí pasen experiencias singulares y únicas, un lugar donde la risa y el humor sean “obligatorios”. Si, si, ya lo sé. Quizá sean utopías, pero son las mías.
Y también aprovecho estos meses para investigar, para formarme, para descubrir que la transformación no sólo es posible sino que inevitable. Que todos hemos cambiado, pero sólo el que ha tomado las riendas de su vida, sólo el que lo hace de manera consciente, puede disfrutar y aprender en ese camino.
Y también aprovecho para experimentar, para descubrirme en circunstancias y momentos no antes vividos. Para darme cuenta que estamos llenos de creencias limitadoras que sólo nos mantienen en una idea pasada, que nos impide ser lo que realmente somos.
Disfrutando del olvido. Dejando paso al presente y ... en silencio, porque como le decía a una gran amiga ayer... las palabras pasan siempre por la mente y estamos tan acostumbrados a mentirnos...a agradar...a complacer...a no sufrir...en cambio el cuerpo.... el cuerpo es ese gran desconocido, ese al que no escuchamos nunca, pero que precisamente por eso nunca miente.
Un mes y pico sin escribir...pero qué se puede hacer cuando han pasado tantas cosas.
PD. Sigo sin poner foto...a ver si este mes retomo la cámara.