Leo en el periódico unas declaraciones del entrenador del Real Madrid que dice que no puede hacer jugar mal al Barcelona. Y es cierto. Lo que está en sus manos es trabajar para que juegue y gane su equipo. Poco más. Y eso me recuerda a una conversación que tuve ayer con una compañera (o excompañera, todavía no sé si estoy o no despedida) de trabajo. Hablábamos de centrarnos en lo que está en nuestras manos. Yo no puedo evitar que cada uno actúe como lo hace, así que es mejor no malgastar ni una “mijita” de mi energía en ello. Centrarme en lo que Covey llama círculo de influencia y no en el de preocupación.
Hacerlo no necesariamente implica que las cosas salgan como deseo, pero desde luego no mantengo mi mente ocupada en cuestiones que no dependen de mí y que sólo provocan inseguridad, malestar, cabreo e insomnio.
Así que...vuelvo a dormir a pierna suelta. Qué gusto!!!
3 comentarios:
A veces lo más complicado está es saber dintinguir donde acaba el circulo de influencia y donde se inicia el de preocupación...
Si, es complicado y además, tendemos a pensar que tenemos capacidad de influir en más situaciones o personas de lo que realmente podemos. Conocer nuestra limitación y aceptar que hay cosas que no dependen de nosotros es el primer paso. Centrarse en lo que uno es y en los cambios que se pueden producir ahí (ser más paciente, ser más generoso, ser más prudente, ser más precavido, ser más disciplinado...) y no en el tener (tener un jefe más comprometido, tener más tiempo para...). Es lo que decía, hay cuestiones que no están bajo nuestro control y no merece la pena trabajar sobre ellas, hay que aceptarlas, como son y no dejar que ellas te controlen a tí.
Eso no quiere decir que uno no tenga capacidad de elección ante situaciones que no nos gusten, pero no siempre la solución pasará por cambiarlas (porque no está en nuestras manos). Creo que sabes a lo que me refiero.
En caso de duda ir siguiendo las pistas: dormir bien indica que vas por el camino correcto. :-)
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