17 enero 2009

Delgada línea roja


A veces el más profundo cambio o evolución que podemos hacer es “ser” más, si cabe, uno mismo. Uno no puede dimitir de lo que es. No hay nada más satisfactorio que la autenticidad.

Eso se transmite por los poros, se refleja en la mirada, en el cuerpo. Cuando uno es capaz de, pese a quien le pese, guste a quien guste, joda a quien joda, ser uno mismo, todo lo demás, fluye, confluye o se evapora.

No dejes que nadie te juzgue, no permitas que nadie te diga quien eres, que nadie te defina, ni te coloque en un lugar u otro de la delgada línea roja.

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