Viajar durante un mes hace que te desprendas de lo más cómodo, de tus costumbres y hábitos y que te transformes un poquito en un nómada sin equipaje. Viajar con la casa a cuestas hace que descubras en ti aristas, sonrisas, luces y sombras. No es ninguna sorpresa, pero no dejas de sorprenderte. Yo he descubierto cosas de mi que creía olvidadas, otra que pensé que no me pertenecían y me he propuesto no perderlas ni renunciar a ellas.
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