Con 13 años salió de su aldea lucense. Eran muchos hermanos y la verdad, la tierra no daba para alimentar a todos. Unos marcharon a Madrid y otros a Venezuela. Era el tiempo donde la inmigración era una alternativa más.
Pasó por Madrid, y años más tarde conoció a su marido.
Tras él probar suerte, lo siguió en la aventura alemana. Aunque era peluquera de profesión, allí trabajó en distintas fábricas junto a pocas alemanas y muchas italianas, turcas y españolas. Allí fue inmigrante irregular y fue “invitada a marcharse”, aunque más tarde volvió ya con los papeles en regla.
Allí crió los primeros años a su primer hijo, ella y su marido, cada uno con un turno lo hacía posible, apenas podían verse, pues el fin de semana habitualmente se hacían horas extras para sacar algo más de dinero.
Allí, lejos de su tierra, aprendiendo un idioma que la separaba irremediablemente de los que la rodeaban y donde no eran más que unos trabajadores extranjeros que acabarían marchándose.
Y así fue, pasados algunos años, regresó a España y volver a empezar. Crear un hogar, un lugar donde tener a su segunda hija.
Ahora acaba de cumplir 65 y se jubila. Tiempo para disfrutar más si cabe de su vida, de su marido, de sus hijos y de su nieta. Tiempo y ganas de viajar, de conocer, de aprender, de leer, de nadar, de ayudar y por supuesto, de descansar. Ya toca.
Te quiero vieja. Ya eres una jubileta!!!!
Pasó por Madrid, y años más tarde conoció a su marido.
Tras él probar suerte, lo siguió en la aventura alemana. Aunque era peluquera de profesión, allí trabajó en distintas fábricas junto a pocas alemanas y muchas italianas, turcas y españolas. Allí fue inmigrante irregular y fue “invitada a marcharse”, aunque más tarde volvió ya con los papeles en regla.
Allí crió los primeros años a su primer hijo, ella y su marido, cada uno con un turno lo hacía posible, apenas podían verse, pues el fin de semana habitualmente se hacían horas extras para sacar algo más de dinero.
Allí, lejos de su tierra, aprendiendo un idioma que la separaba irremediablemente de los que la rodeaban y donde no eran más que unos trabajadores extranjeros que acabarían marchándose.
Y así fue, pasados algunos años, regresó a España y volver a empezar. Crear un hogar, un lugar donde tener a su segunda hija.
Ahora acaba de cumplir 65 y se jubila. Tiempo para disfrutar más si cabe de su vida, de su marido, de sus hijos y de su nieta. Tiempo y ganas de viajar, de conocer, de aprender, de leer, de nadar, de ayudar y por supuesto, de descansar. Ya toca.
Te quiero vieja. Ya eres una jubileta!!!!
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