El otro día cenaba con Bego y Victoria y creo que hablando de los “no-romances”, acabamos hablando de los “no-momentos”, vamos, de esos que uno deja pasar no se sabe muy bien porqué.
Y en esas estábamos cuando nos pusimos a relatar la cantidad de cosas que uno deja de hacer o hace no siendo lo que desea por esa timidez mal entendida (llámese falta de habilidades sociales, o exceso de pudor, o de descaro, o de proactividad, o de valentía, o seguridad en uno mismo, o pensar por los demás, o vete tu a saber). Y allí nos encontramos, un miércoles por la noche, las 3 soltando perlas del tipo... “cuando salía de tal taller estaba deseando que nos tomáramos algo, pero como el grupo ya se conocía de antes, entendía que tenían que proponerlo ellos y para evitar el momento (no vaya a ser que me encuentre con un no por respuesta)...lo que hacía era salir rápido para no encontrarme con la situación embarazosa. Salía como si tuviera un montón de planes o cosas que hacer, cuando en realidad lo que deseaba era quedarme y proponer unas cañas”.
Y digo yo...y si la persona con la que tu quieres tomarte algo, al verte tan segura en tu huída, piensa que tu no tienes ningún interés en ella??. Cuantas situaciones frustradas se dan cada día que hace que no nos acerquemos un poco más a los demás, que dejemos de tener una conversación de verdad por miedo a mostrarnos, que dejemos de reírnos por miedo a no hacer gracia, que dejemos de aprender por miedo a no preguntar??
En fin, ante este panorama, yo estoy, poco a poco, saltando esas barreras (con mucho miedito..que conste!!) (y no siempre salen las cosas como uno desea), pero lo intento.
Me descubro a veces contándome unas milongas increíbles para no ir a un concierto al que, en el fondo, deseo ir, sólo porque no va determinada persona que me haría sentirme mucho más segura en el grupo. Y por eso, me armo de valor (para algunos no lo será, pero para mi si) y me voy al concierto, y acabo bailando tangos con un tipo joven de más de 60 años y después cenando en un lugar abierto hasta la madrugada con los músicos y desayunando mientras amanece, para acabar la noche (mañana) en el rastro con los madrugadores, tomando un café mientras charlamos cómo cambiar el mundo.
Uno no puede planificar todo lo que le sucederá (ni ganas que tengo!!!), pero si provocar los momentos, dejar que las cosas sucedan y no quedarse quieto en lo seguro, avanzar por caminos que para uno son inexplorados, porque solo así llegará a lugares donde no ha estado antes.
foto.- recorriendo Argentina en octubre de 2006-
Y en esas estábamos cuando nos pusimos a relatar la cantidad de cosas que uno deja de hacer o hace no siendo lo que desea por esa timidez mal entendida (llámese falta de habilidades sociales, o exceso de pudor, o de descaro, o de proactividad, o de valentía, o seguridad en uno mismo, o pensar por los demás, o vete tu a saber). Y allí nos encontramos, un miércoles por la noche, las 3 soltando perlas del tipo... “cuando salía de tal taller estaba deseando que nos tomáramos algo, pero como el grupo ya se conocía de antes, entendía que tenían que proponerlo ellos y para evitar el momento (no vaya a ser que me encuentre con un no por respuesta)...lo que hacía era salir rápido para no encontrarme con la situación embarazosa. Salía como si tuviera un montón de planes o cosas que hacer, cuando en realidad lo que deseaba era quedarme y proponer unas cañas”.
Y digo yo...y si la persona con la que tu quieres tomarte algo, al verte tan segura en tu huída, piensa que tu no tienes ningún interés en ella??. Cuantas situaciones frustradas se dan cada día que hace que no nos acerquemos un poco más a los demás, que dejemos de tener una conversación de verdad por miedo a mostrarnos, que dejemos de reírnos por miedo a no hacer gracia, que dejemos de aprender por miedo a no preguntar??
En fin, ante este panorama, yo estoy, poco a poco, saltando esas barreras (con mucho miedito..que conste!!) (y no siempre salen las cosas como uno desea), pero lo intento.
Me descubro a veces contándome unas milongas increíbles para no ir a un concierto al que, en el fondo, deseo ir, sólo porque no va determinada persona que me haría sentirme mucho más segura en el grupo. Y por eso, me armo de valor (para algunos no lo será, pero para mi si) y me voy al concierto, y acabo bailando tangos con un tipo joven de más de 60 años y después cenando en un lugar abierto hasta la madrugada con los músicos y desayunando mientras amanece, para acabar la noche (mañana) en el rastro con los madrugadores, tomando un café mientras charlamos cómo cambiar el mundo.
Uno no puede planificar todo lo que le sucederá (ni ganas que tengo!!!), pero si provocar los momentos, dejar que las cosas sucedan y no quedarse quieto en lo seguro, avanzar por caminos que para uno son inexplorados, porque solo así llegará a lugares donde no ha estado antes.
foto.- recorriendo Argentina en octubre de 2006-
1 comentario:
Ay, todo el día hablando con nuestros pasajeros en vez de hacer... Hasta cuando uno se pregunta "qué es lo peor que podría pasar si..." ya está debatiendo demasiado consigo mismo ;-)
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