19 junio 2008

El trampolín

Me decía el otro día una buena amiga, que el pasado tiene que servir de trampolín y no cómodo sillón donde recostarse. Y efectivamente, me he dado cuenta que hasta ahora he tenido una tendencia algo negativa a alimentarme de lo ya vivido. A refugiarme en lo conocido, en lo controlado, en lo confortable.
Hasta ahora. Porque ya no me sirve, ya no me llena, ya no.

No es el pasado el que nos define, no es lo que fuimos o hicimos, sino lo que somos y estamos dispuestos a ser, nuestra proyección, nuestras ilusiones, nuestra fuerza, nuestro movimiento.

En este mes y medio de excedencia he pasado por toda clase de emociones, pero nadie se puede ni imaginar lo que estoy aprendiendo y la fuerza que siento. Cada día más fuerte.

Durante todo este tiempo, es una excepción la persona que no me ha preguntado...y ahora?? Qué vas a hacer?? Y no he tenido respuesta y cada vez que tenía que decir...pues no lo sé, me sentía más chiquitita, más insegura. Pero se trata más de una necesidad exterior, que una propia. Yo no tengo prisa por saber qué voy a hacer, puedo convivir con esa incógnita mucho más tiempo y gracias a que me doy ese tiempo, comienzo a ver, comienzo a verme. Buscando en el ahora y no en las ilusiones pasadas, ni en los deseos y proyectos de otros. Borrando mis propios prejuicios sobre los demás y sobre mi misma. Viendo cada día como una oportunidad maravillosa. Descubro y aprendo. Me equivoco, pues rectifico. Así de sencillo.


Estoy feliz, tranquila, serena, pero feliz, ilusionada, alegre. Escuchando a Morente y Lagartija Nick. Por cierto...hoy me he dado un lujo y me he comprado una entradita para el concierto del sábado.

2 comentarios:

Berenice dijo...

Pero que gustazo leerte tan bien compañera!

Me alegro de que te sientas tan bien.. no pares!!

Raquel dijo...

jaja...no tengo intención de parar...es más...creo que no podría hacerlo..aunque tropiece y caiga...