13 agosto 2007

Momentos insólitos


Una nunca sabe qué se va a encontrar por la calle, que será lo nunca visto, qué será lo que te haga salir de tu mundo y esbozar una sonrisa, qué será lo que te haga pensar que la realidad supera con creces el momento más absurdo imaginado por cualquiera.

El otro día...caminando por el barrio, con algo de prisa, una señora oronda, con una muleta y algo entrada no solo en carnes, sino también en años, me dice...joven, joven..(lo cual, por otra parte se agradece un montón y me hizo superar ese momento en el que el chavalín de 12 años en el autobús te dice...señora...se va a bajar???) me ayuda a calzarme??..perdone?? le dije con algo de extrañeza, si, si...si me ayuda a calzarme...es que estoy esperando a mi hija...es que vamos a una boda, sabe, y me he bajado antes, porque aquí hay tantos problemas para aparcar....y no soy capaz de calzarme este zapato...Yo ya estaba a la altura de su portal y seguía la mujer rajando...el otro si he podido, pero este no soy capaz...y ni corta ni perezosa saca la señora (creo que de su escote...pero esto ya no sé si es fruto de mi imaginación) un calzador (aparato que por otra parte hacía siglos que no veía...) y me señala el pie. Os lo podéis creer??..y me veis a mi, agachándome, ayudando a una señora peinada de peluquería (ya sabéis...ese pelo teñido, con un color indefinido...entre amarillo y color ceniza....con el pelo abultado, cardado o como quiera que se llame y un olor a laca que no vendría mal para algunas oficinas...), a calzarse un zapato...

Cuando terminé la tarea encomendada...salí del portal...algo asombrada y sonriendo..si, sonriendo, porque estas cosas son las que te reconcilian con la ciudad llena de extraños, llena de miradas esquivas, llena de personas exhibiéndose pero ausentes de todo lo que sucede a su alrededor...te reconcilia con la ciudad y en el fondo, contigo misma.

Seguí mi camino y llegué a mi cita con “irrelefante”, nos tomamos unas cervecitas, hablamos de la vida, de los planes con Espacio Rojo y así concluyó un día reparador...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En las ciudades en las que todo parece ordenado, cotidiano y calculado, descubrir las debilidades de las personas que la habitan es descubrir las nuestras propias, y eso siempre reconcilia.

Anónimo dijo...

Que sepas que en no se qué país civilizado del norte de Europa, a las mujeres embarazas se las permite orinar en cualquier sitio de la vía pública...incluso en el casco de un "Bobby" (ah, eso, en Inglaterra)...Eso si que reconcilia....

Anónimo dijo...

Ya sabes como anda la natalidad en Europa...todo sea por la causa..por cierto...cuales son tus fuentes??...casi mejor no me lo digas...jaja