04 noviembre 2009

Memoria


Leía el otro día la entrevista-reportaje que hacía Juan José Millás sobre Pasqual Maragall en el País Semanal. Muy bueno, como casi siempre.
No es la primera vez que leo que el Alzheimer borra la memoria, pero no los sentimientos y aunque la frase es bella, me cuesta comprenderla.

Tuve una temporada, hace tiempo (en una relación de pareja) que me preguntaba si volvería a enamorarme de la misma persona si de repente me fallara la memoria y no lo tenía nada claro y sigo sin tenerlo. Y no porque él hubiera dejado de ser una persona de la que enamorarse, sino porque en el amor –como en el odio- funciona el recuerdo, funciona lo vivido anteriormente.

Los sentimientos están llenos de mente, llenos de pensamiento, llenos de memoria.
Otra cosa quizá es que si una de las partes sigue recordando...mirará al otro, le sonreirá, abrazará, besará....en definitiva le querrá y eso sí provocará de nuevo, el sentimiento.

Esto me recuerda al programa Redes de hace un par de semanas. (Punset cada día más lúcido). Comentaban que está demostrado que los comportamientos determinan los sentimientos y viceversa y, por tanto, si yo me comporto “como si” amase, al final, acabo amando. Si me comporto “como si” fuese feliz, al final, siento felicidad.

Parece simple, pero no lo es tanto.